Después de décadas de indiferencia, hoy vemos en los jóvenes un renovado interés por la obra de G.K. Chesterton. Así queda demostrado con el aumento en la venta de sus libros, con el interés de los alumnos universitario de pre y postgrado en los cursos que se imparten de este importante autor, y en la asistencia a las conferencias que se realizan en su nombre.
“Las noticias de mi muerte han sido muy exageradas”, bromeaba Mark Twain al saber que su obituario había sido publicado en un diario local. De todas maneras debe haber sido una experiencia halagadora para este gran escritor norteamericano leer su propia muerte estando aún vivo. Sería aún más halagador para él si supiera que sigue vivo tantos años después de su muerte. Sin embargo los autores que sobreviven en sus libros, están sentenciados a sufrir una segunda muerte cuando pasan al olvido. C.S. Lewis estaba convencido de esto, que sus libros serían leídos mientras él viviera, pero que sería olvidado años después de su muerte. Cuán equivocado estaba!
Que alentador es saber que un autor cristiano como C.S. Lewis esté viviendo un renacimiento, y aún más alentador es saber que G.K. Chesterton, cuya obra es una defensa a la Verdad Cristiana esté viviendo este mismo fenómeno: “Hace veinte años había menos de diez obras de Chesterton en imprenta” asegura Dale Ahlquist, presidente de la Sociedad Americana de Chesterton: “Hoy, hay más de setenta, incluyendo nuevas colecciones de material inédito. Y más títulos salen a la luz”
El entusiasmo de Ahlquist es igual al de Tony Ryan, Director de Marketing de Ignatius Press: “Claramente las ventas de los libros de y sobre Chesterton han aumentado notablemente en los últimos diez años” dice Ryan, “lo que es una gran noticia para la Iglesia y los Católicos en el mundo ya que Chesterton fue un autor muy prolífico que tocó temas muy importantes para el género humano”.
Pocos habrían pensado en los años ́ 60 que la popularidad de Chesterton viviría un renacimiento. En esa época eran pocos los fanáticos que leían su obra. En Estados Unidos el padre Ian Boyd fundó en 1974 el “Chesterton Review” que es en la actualidad el periódico literario más importante del mercado académico. En los 80′, cuando yo era un adolescente y conocí la obra de Chesterton, era fácil encontrar sus obras y había ediciones baratas en las librerías que habían sido vendidas por conventos o teólogos más liberales. No es una locura hacer un paralelo entre el renacimiento del interés por las obras de Chesterton y la disminución de las vocaciones pertenecientes a las órdenes que siguieron las enseñanza del Concilio Vaticano II. El mismo análisis podemos hacer con la obra de C.S. Lewis y el anglicanismo. Así, podemos imaginar que, mientras más gente lee a C.S. Lewis, menos gente asiste a las misas anglicanas. Y, claro, los millones de lectores de C.S. Lewis deben agradecerle a Chesterton ya que a él le debe Lewis su conversión: “Al leer a Chesterton no sabía en lo que me estaba metiendo”.
La lógica inexorable y el encanto irresistible de Chesterton en su apología al Cristianismo de “El Hombre Eterno” terminó por derrumbar el ateísmo de Lewis: “Al leer el Hombre Eterno encontré sentido al Cristianismo por primera vez”. Y no es sólo Lewis quien debe a G.K Chesterton su conversión, hay una horneada completa de escritores que se rindieron al ingenio y sabiduría del escritor. Entre ellos destacan Maurice Baring, Ronald Knox, Christopher Dawson, Theodor Maynard, Alfred Noyes, y Graham Greene. Hoy no sólo más gente lee a Chesterton, sino que se ven cada vez más conversiones como consecuencia de esta lectura.
Dawn Eden, una periodista rockera y de vida disipada leyó por casualidad “El Hombre que fue Jueves” y quedó tan impresionada por la verdad encerrada en ese libro que lo leyó dos veces más y luego leyó todo lo que pudo sobre el autor. Esta periodista no sólo se convirtió sino que además, su conferencia “La Mujer que Tenía Sed: cómo leer a Chesterton me llevó a mi conversión” fue la principal en la última “Chesterton Conference” en Saint Paul, MN. Esta conferencia, que en los ́ 80 congregaba a un poco más de 20 personas, hoy atrae a quinientas. Vienen de tan lejos como Australia o Nueva Zelanda y no solo a oír las conferencias, sino que a vivir el espíritu chestertoniano. Los sedientos participantes llevan vino hechos en viñas personales gratis, mientras que el agua en botella debe ser comprada. Esto habría sido aprobado por Chesterton que decía “no me importa donde el agua vaya, mientras no sea a mi vino”.
Esta Conferencia anual es organizada por la Sociedad Americana Chesterton, una organización que es el eje del renacimiento de la obra de GKC. Su sitio web (www.chesterton.org) tuvo 100 mil visitas los primeros seis años, y en los cuatro siguientes ha excedido medio millón. También publican “Gilbert Magazine, más popular y fácil de leer que la académica “Chesterton Review”. Es increíble ver como los moradores de la postmodernidad buscan detener la ola emergente de interés por la obra de Chesterton: “De todas partes del mundo me buscan alumnos de pre y postgrado para hacer sus tesis sobre Chesterton”, dice Ahlquist. “Lo han descubierto pero el problema es que muy pocos profesores saben de él. La Asociación Americana es, por supuesto, el mejor lugar para ayudarlos”.
Yo soy uno de esos profesores que descubrieron a Chesterton y que, gracias a Dios, encontraron entre sus palabras la Verdad y me convertí al Catolicismo. Yo lo enseño siempre en mis clase de Literatura del Siglo XX e incluyó “El Hombre que fue Jueves” y “Lepanto”. En el 2006, el curso “Chesterton y Belloc” fue el electivo más popular en la Ave María University, de Naples Florida. La generación más joven es la más entusiasta por los escritos de Gilbert Keith Chesterton y cada vez se lee con mayor interés toda su obra. Puede que con esta nueva popularidad del escritor algunas de sus obras, en un futuro no muy lejano, sean llevadas al cine. Ya hemos visto en la pantalla gigante la magnífica obra de Peter Jackson con el Señor de los Anillos de Tolkien y con las Crónicas de Narnia de C.S. Lewis representadas con Disney. Con esto ya sabemos que la moral y la literatura cristiana vende en la taquilla. Esto sería magnífico, pero por ahora nos conformamos con saber que Chesterton vive en el siglo XXI. Su lugar no está en la tumba de los autores cuya influencia se desvanece como una moda. Ocupa un lugar de honor entre los vivos. No lo busquen junto a los hombres de letras que ya se han ido. No está ahí. Ha resucitado de su muerte.