Las órdenes militares y los Templarios
El mundo medieval representa el período de consolidación y auge del nuevo ente cultural llamado occidente. Los elementos constitutivos de esta cultura, el ser grecorromano con su ideal del sabio, el mundo germano con su ideal del héroe y el ethos cristianos con el ideal del santo se funden completamente creando una cultura dinámica, amplia y rica. Esta amalgama ya está madura para el siglo XI y es por eso que en ese período esta nueva cultura busca la expansión. Se incorporan nuevas regiones de Europa al nuevo ente cultural y el llamado de ayuda del emperador de Constantinopla Alexis Comneno a Occidente sirvió para crecer territorialmente hacia el Oriente. El fenómeno de las cruzadas se entiende desde lo espiritual, recuperar los Lugares Santos; como desde lo estratégico, ampliar las esferas de influencias de la nueva cultura cristiana hacia el oriente. El llamado del papa Urbano II en Cleremont a los caballeros es el punto inicial del período conocido como Las Cruzadas, que serán una serie de movimientos de Occidente hacia oriente. Sólo la primera cruzada será exitosa. Con ésta se logrará formar un enclave cristiano en la zona, coronado con el Reino de Jerusalén. Tras la caída de este reino todas las otras acciones militares desde Occidente intentarán recuperar lo perdido sin lograr tener éxito. Es en el marco de estas acciones que surgen las llamadas órdenes militares que funden los ideales del siglo del monacato y la caballería.
La primera expedición de cruzados es liderada por Godofredo de Bouillon y logra recuperar los Santos Lugares que habían estado en manos de los musulmanes por cuatrocientos años en el 1099. Hay que entender que las peregrinaciones nunca se había cortado del todo y que las motivaciones para la expedición eran variadas. Si es cierto que los caminos de peregrinación eran peligrosos y muy sufridos. Es en este contexto que surge la primera orden militar – la de los Hospitalarios, fundada por mercaderes de Amalfi en el año 1084, que buscaba dar refugio y cuidado a los peregrinos en este tortuoso camino. La orden recibió el nombre de la Orden de San Juan del Hospital de Jerusalén y recibió como lugar para operar un edificio al lado de la Iglesia del Santo Sepulcro, el cual fue consagrado a San Juan Bautista. En el 1119 los sarracenos dan muerte a más de 300 peregrinos y toman cerca de 60 prisioneros, con lo que nace la idea de crear una orden para proteger el camino de los peregrinos a Tierra Santa.
La orden fue fundada por Hugo de Payens, noble de la zona de Champagne junto a ocho jóvenes más. No tenemos certeza de todos los nombres de los fundadores. Sabemos que entre ellos estaban Godofredo de Saint Omar y Andrés de Montbard, quien era tío de Bernardo de Claraval, una de las personalidades más importantes del siglo XII, cuya influencia sería determinante para el futuro de la orden. Siempre se ha hablado del origen humilde de la orden, sólo 9 caballeros jóvenes. Hay que tener en cuenta que un caballero no implicaba una sola persona, sino que un séquito. Estos nueve compañeros son recibidos por el Rey de Jerusalén , Balduino II , quien les otorga un espacio en lo que era conocido como el antiguo Templo de Salomón, que los musulmanes habían convertido en la mezquita de Al- Aksa. Aunque ellos se denominaban Pauperis Conmilitones Christi, los pobres caballeros de Cristo, comenzaron a ser llamados los caballeros del templo – Milites Templi Salomonis.
En el 1127 Hugo de Payens con dos compañeros van a Roma a solicitar la autorización del Papa Honorio II para constituirse como orden religiosa. Reciben el apoyo de San Bernardo de Claraval, quien escribe un opúsculo ensalzando las virtudes de la orden, De Laude Novae Militiae (elogio a la Nueva milicia Templaria). Se reune un concilio en Troyes para regular los detalles de su organización. Aquí se redactó una regla para la nueva orden basada en al regla de San Benito, según la versión reformada pocos años antes – la cisterciense, por lo que adoptaron hábito blanco al que más tarde se le añadiría la cruz roja. Bernardo se refiere a la nueva milicia como “aquella que reviste su cuerpo con armadura de acero y su espíritu con la coraza de la fe que combaten a doble frente contra los hombres de carne y hueso y contra las fuerzas espirituales del mal”. Se levantan así como las fuerzas especiales de elite de Cristo, los más disciplinados guerreros de la cristiandad. Contaban con los tres votos tradicionales pobreza, castidad y obediencia al que se le sumaba un cuarto voto especial de contribuir a la conquista y conservación de la Tierra Santa. Era gente religiosa que seguía una regla, pero no eran monjes, ya que no vivían en monasterios.
La orden confirmó sus privilegios a través de tres bulas papales que les otorgaban a la orden una autonomía hasta entonces no conocida. Dependían directamente del papa, lo que los hacía independientes de los obispos. Se les excluía de la jurisdicción civil y eclesiástica. Podían tener sus propios capellanes y sacerdotes que pertenecían a la orden. Se les permitía además tener bienes y recaudar dinero a través de limosnas en las iglesias. Tenían derechos especiales sobre las conquistas en Tierra Santa, podían construir fortalezas e Iglesias propias. Todo esto les daba una enorme independencia y un gran poder.
En cuanto a su estructura la orden tenía distintos tipos de miembros. En el primer nivel estaban los caballeros que pertenecían a la nobleza, que eran los únicos que usaban ropajes blancos. Todos los otros niveles vestían de gris. En el segundo nivel estaban los sargentos y escuderos que eran auxiliares reclutados de la burguesía y del pueblo. Una tercera categoría de miembros eran los sacerdotes, que eran los responsables del oficio religioso. Y finalmente en el escalón más bajo de los miembros estaban los servidores que eran artesanos, criados y ayudantes. Sólo en este nivel podía haber mujeres. El maestre tenía el poder del abad, debía tener en sus manos el bastón y el vergajo para azotar los vicios de los que fallan. Es él quien ve que se obedezca la regla y es obedecido por los hermanos. La orden estaba además ordenada en provincias estando la capitana en Jerusalén y existiendo comanderías en occidente.
La regla establecía que el servicio comenzaba con la oración y el culto divino y hacía énfasis en la idea que “finalizado el servicio que nadie se espante de ir a la batalla”. Del mismo modo, establece fórmulas para suplir los horarios de las oraciones y misas en caso que la guerra no permita su correcta realización. Se establece cuales son las armas que pueden y no pueden usar y las acciones que deben obviar. Se trata de una regla de disciplina total. “Ningún hermano debe bañarse, ni cuidarse, ni tomar medicina, ni ir a la ciudad, no correr a caballo sin permiso” Se les recuerda que han abandonado su propia voluntad y que nada es meas agradable a Cristo que la obediencia. Deben ser un ejemplo de caridad y de sabiduría, la máxima aspiración de los caballeros del siglo. La regla hace un llamado abierto a más caballeros a integrarse.
Es así como la orden creció enormemente. El contar con el apoyo del hombre más importante de la época, Bernardo de Claraval fue una catapulta de popularidad y le valió la rápida aprobación papal. Las familias más importantes ingresaron a alguno de sus hijos a la orden y donaron territorios a la misma. Rápidamente la orden se hizo enorme y poderosa. La mayoría de sus bienes se acumularon en occidente y eran explotados por los miembros de la orden para generar recursos para su fin, la protección y defensa de Tierra Santa. Llegó a contar con más de 9000 encomiendas (pequeñas parcelas) en occidente que eran explotadas para generar recursos. Contaban incluso con molinos, bien escaso y de alta demanda en la época. En oriente construyen fortalezas bélicas de gran simpleza, que no tienen comparación con las exuberantes e imponentes fortalezas hospitalarias de la ruta de las cruzadas.
Sabemos que su función era proteger a los peregrinos en al camino a Tierra Santa. Las fuentes nos hablan por primera vez de la acción de los Templarios en el sitio de Ascalón en el 1153, bajo el reinado de Balduino II, donde se dice que murieron todos, hasta el maestre. Esto es previsible si uno mira la regla. La obediencia marcaba todo, “ningún hermano podía abandonar el campo de batalla”. El mariscal era la máxima autoridad en el campo de batalla y era quien llevaba el gonfalón, el cual debe permanecer siempre en pie.
Hattin representó la pérdida del reino de Jerusalén. Se dan una serie de eventos que permiten por un lado la unión de los pueblos musulmanes y la debilidad del reino cristiano que culminarán con la pérdida del reino latino de Jerusalén. Se une el mundo musulmán en torno a un kurdo, Saladino en un momento de gran debilidad del reino cristiano, Balduino IV es leproso y no tiene descendencia. Muere en el 1185. El poder pasa a su hermana Sibila, casada con Guy de Lusignac, quien no cuenta con buena fama. Ella nombra como regente a Raimundo III, conde de Tripoli, quien es un gran enemigo del maestre del temple, Gerard de Ridenfort. De este modo el maestre del temple se une a Guy de Luisignac para enfrentar a Raimundo III. En este estado de desunión se produce un hecho desafortunado que da la escusa a Saladino para atacar. Rainald de Chatillón, caballero feudal, considerado un señor bandido, ataca una caravana egipcia, con lo que le da la escusa a Saladino para la guerra abierta. Guy de Lusignac ordena al ejercito ponerse en marcha hacia las lomas de Hattin. Saladino quema los alrededores, los cristianos son rodeados y derrotados. Se pierde Jerusalén. El reino latino es reducido, pero aún subsiste. La resistencia es tomada por las órdenes militares y es comandada desde San Juan de Acre. Los Templarios ocupan la primera línea de la segunda cruzada al lado del rey inglés Ricardo Corazón de León, quien es reconocido por el propio Saladino como un digno contrincante. A pesar de esto los Santos Lugares nos son recuperados en esta segunda cruzada y tras la muerte de Ricardo poco después muere también Saladino. Las siguientes cruzadas tampoco serán exitosas. La cristiandad nunca más peleará unida. Las divisiones internas impiden el éxito en las cruzadas posteriores. Serán muchas veces los intereses personales lo que primarán sobre la causa común. Las órdenes militares jugarán un papel fundamental en las próximas inscursiones hacia Tierra Santa. Para la tercera cruzada en el 1190 en San Juan de Acre se fundará la orden de los caballeros teutónicos, formadas por caballeros alemanes que posteriormente se instaurarán en la fortaleza de Montfort en Acre.
En las cruzadas posteriores los caballeros Templarios se opondrán al emperador alemán Federico II Hohenstaifen, quien por su parte contará con el apoyo de los caballeros teutónicos y hospitalarios. En el Emperador alemán se encarna la guerra civil entre los güelfos, partidarios del papa y los guibelinos a favor del emperador. Tierra Santa pasa a ser un campo cerrado donde se enfrentan de modo permanente los intereses temporales. Luego con las cruzadas de San Luis de Francia se logra una cierta unión, pero pronto florecerán las pugnas comerciales entre las ciudades italianas ahora quienes mueven las próximas cruzadas. Esto hace tomar posturas a la cristiandad. Los caballeros hospitalarios toman partido por Génova y los caballeros Templarios por Venecia y Pisa. Sin unión el objetivo común de recuperar los lugares santos es imposible. En el 1291 cae San Juan de Acre, último enclave de occidente en oriente con lo que las órdenes militares tienen que concentrar su acción en occidente y pierden en gran parte su razón de ser.
Las labores de la órdenes militares fuera de Tierra Santa se concentrarán en diversas actividades. Los Caballeros Hospitalarios se dedicarán al cuidado de los enfermos en varios enclaves de la cristiandad. La Orden Teutónica del Hospital de Santa María de Jerusalén, conocidos como caballeros teutónicos seguía el modelo de los Templarios y de los caballeros de San Juan. Sus acciones se ampliaron hacia los paganos de las fronteras de Prusia y recibieron como feudo papal las zonas del mar Báltico, desde Finlandia a la Pomerania en Polonia. Asimismo surgirán nuevas órdenes en torno a la lucha de la cristiandad contra los infieles. España de la reconquista musulmana será un escenario para estas nuevas órdenes. Entre las órdenes más importantes surgidas en España destaca la de Calatrava, fundada en el 1158 por el abad cisterciense Raimundo de Fitero tras la defensa de la plaza de Calatrava de los moros. Asimismo la orden de Alcántara también estará ligada al mundo cisterciense y es aprobada en el 1177. La orden de Santiago surgirá como una cofradía en torno a Fernando II de León y a diferencia de las otras se acogía a la regla de San Agustín y añadía a sus roles la actividad hospitalaria para los peregrinos del camino de Santiago. En este ámbito se complementarán con los templarios quienes tras perder Jerusalén protegerán el camino de peregrinación de la ruta de Santiago. Otras órdenes se constituirán para combatir la herejía cátara en el sur de Francia.
Son sin duda los Templarios la orden más conocida e importante. Su fama se debe a su gloria en vida y a su trágica muerte. Fuera de Tierra Santa y una vez perdido el Reino Latino en Oriente tendrán importantes labores políticas y económicas en todos los reinos de la cristiandad. No es exagerado decir que eran “ los banqueros de Europa”. Su naturaleza de constitución y su independencia como orden les permitió acunar gran cantidad de bienes en occidentes, los cuales eran explotados por la orden para financiar las cruzadas y su rol de defender a los peregrinos en el camino a Tierra Santa. Tenían ingresos ordinarios que provenían de la explotación de más de 9000 encomiendas que la orden poseía en Europa e ingresos extraordinarios fruto de colectas anuales y donaciones que la orden recibía esporádicamente. Debido a su experiencia en administrar grandes cantidades de dinero y en su vasta experiencia en transferir montos desde occidente a oriente, comenzó a ser común que muchos fieles les entregaran bienes muebles e inmuebles a título de deposito para su resguardo. Del mismo modo, la orden cumplía la labor de prestatarios a interés justo. Hay que tener en cuenta que la Iglesia desde muy temprano había establecido la diferencia entre el interés justo, basado en la pérdida del valor del dinero en el tiempo y la usura, el excesivo interés. La usura estaba prohibida, no el préstamo a interés. Los templarios llegaron a ser los mayores prestamistas a quienes realmente mostraban garantías reales de poder pagar. No eran prestamos blandos, sino que sumamente estrictos. Los usureros pedían menos garantías y por lo mismo cobraban más intereses. Para facilitar sus labores bancarias los templarios inventaron varios instrumentos financieros usados hasta hoy como las letras de cambio, cheques de viajero, valores en custodia, cartas de crédito
Para fines del siglo XII la capitana, ahora en Paris, era el lugar donde se manejaban todas las finanzas del reino de Francia. Era la depositaria del tesoro real y el lugar donde se administraba la cámara de cuentas. Incluso el rey tenía con ellos una especie de cuenta corriente desde la cual abastecía sus finanzas personales y administraba su reino. Del mismo modo los templarios se convirtieron en grandes consejeros de casi todos los reyes de Europa, lo que les daba además un gran poder político. No es exagerado decir que eran la institución más poderosa y rica de toda la cristiandad medieval.
El Viernes 13 de Octubre de 1307 al alba, todos los templarios de Francia fueron arrestados en sus encomiendas. Había transcurrido sólo 16 años desde la caída de San Juan de Acre. El arresto se basaba en acusaciones que había llegado a oídos del rey de Francia, Felipe el Bello y la orden establecía apresarlos hasta el juicio y la confiscación de los bienes de la orden. De este proceso hoy se sabe mucho. La documentación permite recrearlo casi en forma íntegra. Es paradójico ver que se sabe más del fin de la orden que de su propia existencia. Se trata de un proceso vergonzoso, manipulado por los intereses del rey de Francia ayudado por el abogado Guillermo de Nogaret, quien ayudó al monarca en varios temas complejos y vergonzosos, como el juicio contra el papa Bonifacio VIII y la cruzada contra los Albigenses. Felipe el Bello fue un rey complejo y enigmático, obsesionado con el poder y el dinero. Instauró devaluaciones financieras en el reino de Francia según sus necesidades, expulsó a los judíos en 1306 y se quedó con los dineros de éstos. Se enfrenta al papa Bonifacio VIII por pugna de poder, una vez que éste hizo énfasis en su poder temporal, lo que culminó en un proceso de herejía contra el papa, en la cual Guillermo de Nogaret fue parte. Para el siglo XIV si una persona quería sacar de circulación a otra lo acusaba de herejía. Con esto pasaban a un juicio con la Iglesia y el tribunal de la inquisición. Esto se usó en varias oportunidades políticamente. En el caso del papa, tras ser acusado de herejía será trasladado a Francia donde muere. Las presiones del rey de Francia logran que el conclave nombre a un papa francés, Beltrán de Got, quien asume como Clemente V y es invitado a residenciarse en Avignon, con lo que comienza el llamado pontificado avignonense. Felipe en su obsesión por lograr convertir a Francia en una potencia de primer orden buscará recursos financieros a toda costa para lograr su objetivo y manipulará muy bien a la opinión pública validando su actuar en forma permanente, lo que lo hacen un rey muy moderno.
El arresto de los templarios se basa en “presunciones y violentas sospechas” que emanan de denuncias de un tal Esquieu de Flyran, nativo de Beziers, quien habría recibido la información de un templario prisionero. Este ciudadano va con las noticias a donde el Rey de Aragón , quien desestima las acusaciones. Tras esto se acerca a Felipe el Bello , quien ve en estas una oportunidad. El y su reino estaban endeudados con la orden y además un juicio en contra de la orden podía resultar algo sumamente conveniente para su objetivo de búsqueda de dinero. La investigación estuvo a cargo del confesor del rey el inquisidor Guillermo de Paris, quien se limita a interrogar a los templarios tras haberlos arrestado. Guillermo de Nogaret se encarga de conseguir los testigos en contra de la orden. Para el 14 de octubre las acusaciones se hacen públicas a través de un manifiesto real. Se los acusa de apostasía, ultraje a Cristo, Ritos obscenos, sodomía, idolatría, entre otras. Se basan principalmente en el rito de admisión de los nuevos hermanos, a quienes, según los testigos, se los obligaba a renegar de Cristo tres veces y a escupir sobre la Cruz. Se les acusa también de adorar a una estatuilla que a los largo del juicio va mutando, un tal Bafomet. Por su parte Felipe manda a cartas a los príncipes europeos para que sigan sus acciones contra la orden, cosa que no obtiene buenos resultados.
Entre el 19 y el 24 de noviembre 138 templarios son interrogados por Guillermo de Paris. 36 de ellos mueren a causa de las torturas y solo 3 negaron los crímenes. Tras esto el papa Clemente V a través de la Bula Pastoralis Praeminentie, llama a los príncipes cristianos a arrestar a los templarios. Felipe reclama usando la opinión pública que los culpables no han sido castigados. El quería la supresión de la orden y que los bienes de ésta pasasen al reino de Francia. La comisión eclesiástica es favorable al rey. Se logra organizar la defensa templaria. Jacques Le Molay, Maestre de la orden declara y se muestra con evidencia que las declaraciones obtenidas son a causa de las torturas. A pesar de esto 54 templarios son condenados a muerte en la hoguera por herejes relapsos, reincidentes. Tras esta primera quema de “herejes” muchos templarios confesaron aterrorizados. A pesar de esto la defensa seguía constituyéndose. Para 1311 la investigación eclesiástica es declarada cerrada y la orden es suprimida a través de la Bula Vox in Excelso y los bienes de la orden entregados a través de la bula Ad Providam a la orden de los hospitalarios. Felipe no había logrado salir con la suya. La orden no fue considerada hereje, pero el papa considera que tras un juicio tan escandaloso la opinión pública ya no permitiría la reivindicación de la orden. En 1314 los principales dignatarios de la orden son condenados a muerte. Nace la idea de “ la maldición del templario”. Jacques le Molay una vez condenado a la hoguera habría maldito al rey y al papa que en menos de un año ambos morirían, cosa que se cumplió. Además habría maldito a la estirpe de Felipe, lo que inspirará las famosas novelas de “Los Reyes Malditos”.
Sobre los templarios se han tejido muchos mitos. Se dice que mientras ocuparon el templo de Salomón habrían escavado y que habrían encontrado algo…cosa que da para pensar lo que sea. Se habla del Arca de la Alianza y el Santo Grial. Del mismo modo la idea de un gran tesoro que luego habrían trasladado, según teorías pseudo históricas incluso a Norteamérica. Se cuenta que la flota de los templarios tras el aprisionamiento de la orden habría desaparecido misteriosamente. Hoy sabemos que dicha flota no existió. Que la orden sólo contaba con dos barcos propios y no con una flota , ya que subarrendaba embarcaciones según necesidad.
Muchos intentan hoy vincular a Templarios y masones. Es fundamental tener en cuenta que son agua y aceite. El temple es una institución que nace del seno de la Iglesia católica como brazo derecho del papado para proteger el camino de los peregrinos a tierra santa y une los ideales medievales de monacato y caballería. Los masones son células de racionamiento que surgirán tras el auge del racionalismo y la separación de la fe y la razón como vías de verdad. Se constituyen como agrupaciones que ensalzan al ser humano y sus logros . Si bien se cree en la existencia de un Dios Creador, el gran Arquitecto, este se fue y el mundo ya no le necesita para funcionar. Ya no es un Dios providente. Por lo mismo se enfrentarán a un gran enemigo visible, la Iglesia dogmática y se levantarán como entes anticlericales por excelencia. Son miles los libros que unen a estas organizaciones. Los templarios murieron en auge y por tanto son un mito. Siempre es bueno vincularse con los mitos.
La orden de San Juan la que se quedó con los bienes de los templarios. Hoy son conocidos como los caballeros de Malta y se dedican a obras benéficas. Muchas órdenes desaparecieron junto al sentido de cruzada y las que se mantienen hasta hoy son sólo una sombra de su antiguo esplendor. Murio la caballería y con esta el ideal del caballero cristiano.
Textos
Pero los soldados de Cristo combaten confiados en las batallas del Señor, sin temor a pecar cuando vencen al enemigo ni por poner en peligro la propia vida, porque la muerte que se da o recibe por amor de Cristo, lejos de ser criminal, es digna de mucha gloria. Consiguen además dos cosas: por una parte, se hace una ganancia para Cristo, por otra es Cristo mismo lo que se adquiere; porque este recibe gustoso la muerte de su enemigo en desagravio y se da con más gusto aún a su fiel soldado para su consuelo. Así, el soldado de Cristo mata seguro a su enemigo y muere con mayor firmeza. Se sucumbe, sale ganador; y si vence, gana Cristo, porque no lleva sinrazón la espada, pues es ministro de Dios para ejecutar la venganza sobre los malos y defender la virtud de los Buenos
Bibliografia
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- Nicholson, Helen. Los Templarios: Una Nueva Historia. Ed Crítica España, 2006
- Claraval, Bernardo y Pernoud, Regine. Elogio a la Nueva Milicia Templaria; Los Templarios. Ed, Siruela, España 2005
- Demurger, Alain. Caballeros de Cristo: Templarios, Hospitalarios, teutonicos y demas ordenes militares en al Edad Media ( siglos XI a XVI) Universidad de Granada, 2006